Ousmane Dembélé ha sido reconocido como el mejor jugador del mundo en 2025, superando en la votación final al joven talento Lamine Yamal. El delantero del París Saint-Germain recibió el trofeo de manos de Ronaldinho, en una ceremonia cargada de emoción y sorpresas.
“Es algo que jamás imaginé. Esta temporada con el PSG ha sido inolvidable”, expresó Dembélé, visiblemente conmovido. El jugador agradeció al club que lo acogió en 2023, al cuerpo técnico liderado por Luis Enrique, a sus compañeros y a su familia, destacando el ambiente de unidad que vive en el equipo parisino.
Aunque el Balón de Oro no era una meta declarada en su carrera, Dembélé lo considera un logro colectivo: “Este premio lo comparto con todos los que han estado conmigo. Lo hemos ganado como grupo”. También tuvo palabras para el FC Barcelona, donde dio sus primeros pasos en la élite: “Allí cumplí mis sueños. Siempre será parte de mi historia”.
La gala estuvo rodeada de misterio. Ni siquiera el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi, conocía el resultado, pese a sus gestiones para impulsar la candidatura de su estrella tras la conquista de la Champions League. El anuncio fue guardado celosamente por France Football hasta el último momento.
Dembélé, nacido en Vernon y criado en Évreux, representa la diversidad de la región parisina. Su historia conecta con miles de jóvenes de la banlieue, y su figura se ha convertido en símbolo de orgullo nacional. Hijo de padres africanos, nunca ha perdido el vínculo con sus raíces, combinando identidad cultural con compromiso deportivo.
La celebración se extendió más allá del fútbol. Tras levantar la Champions, Dembélé presentó el trofeo en Roland Garros, ante un público eufórico que coreaba su nombre y el de la ciudad. “Esto es…”, dijo él. “¡París, París!”, respondió la multitud. El grito que siguió fue unánime: “¡Dembélé, Balón de Oro!”.